jueves, agosto 25, 2005

SUEÑOS EPITELIALES


La pequeña sala de espera estaba muy bien iluminada y era completamente color crema, al igual que el escaso mobiliario consistente en dos bancos adosados a las murallas, lo que le daba un aspecto de acogedora pulcritud. Por la puerta, que permanecía todo el tiempo abierta, unas pocas personas iban y venían.

Nadie sabría decir si los dos jóvenes al llegar estaban vestidos o no, lo cierto es que cuando se vieron ya estaban completamente desnudos. Se saludaron alegremente, como los conocidos que eran, y en vista de las circunstancias, decidieron hacerlo...

El chico estaba sentado en uno de los bancos, casi al borde, e inclinó su tronco hacia adelante, dejando el espacio suficiente para que ella subiera sobre sus caderas y apoyara el pecho sobre su espalda, acoplándose ambos así en una sola figura inclinada.
El rostro de la chica quedaba justo a al altura de la oreja de él, y el rito consistía en interactuar justo en ese sector por medio de suaves palabras, soplidos, lengüetazos y todos los posibles artilugios. Toda aquella zona oreja-cuello-hombro parecía ser el espacio íntimo por excelencia, la puerta de entrada a la otra persona.

A medida que se desarrollaba el rito, en sus sonrisas se podía ver que ambos comenzaban a sentirse cada vez más plenos, como si esa forma de unirse los fuera completando de una manera mas profunda que el placer. Sus pieles también se iban transformando gradualmente, llegando a estar finalmente tan tersas como de recién nacido y exactamente del mismo color.

A ninguno de los seres alrededor parecía incomodarles esta situación, los más relajados incluso sonreían instintivamente al verlos, como quien sacude el polvo de sus buenos recuerdos.

Después de un rato, con un dedo la chica rozó levemente su propia piel al costado del tronco, y luego hizo lo mismo sobre el costado de él, descubriendo entusiasmada que podía sentir el roce de su mano en ambos cuerpos. Sus pieles se habían transformado en una sola.

Junto con este descubrimiento, notaron que un exquisito olor dulzón los comenzaba a envolver, casi imperceptible al comienzo, pero que iba creciendo en intensidad.
En ese punto la alegría de ambos se convirtío en euforia, y comenzaron a balancearse hacia atrás y adelante, cada vez con más energía, hasta que ella no pudo afirmarse y resbaló, pasando a llevar su mano con la hebilla de la cartera que la señora sentada al lado había dejado sobre el banco.

Sin dejar de reir, la chica vio la sangre que empezaba a brotar de la herida, y para su mayor conmoción, descubrió que el aroma dulzón que acababan de sentir provenía de la sangre, que también se había transformado junto con la piel.
Se miraron desconcertados y emocionados a la vez, y él, tomando la mano herida suavemente, la olió larga y pausadamente. Obedeciendo a un impulso, comenzó a lamer la sangre, primero con cautela y luego ansiosamente, a lo que ella reaccionó siguiendo su ejemplo.

Completamente extasiados, con las cabezas muy juntas, terminaron de limpiar toda la sangre en la mano, y cuando ya no salío más comenzaron a buscar los restos en la boca del otro, recorriendo con la lengua las comisuras de los labios, los dientes, las encías, el paladar, introduciéndose cada vez más profundo. La feliz plenitud que habían alcanzado juntos se transformaba de a poco en una extraña ansiedad que los quemaba por dentro. Inconscientemente habían cerrado los ojos, abandonándose por completo a esa nueva sensación, cuando alguien gritó.

Miraron sobresaltados a su alrededor y vieron a la señora de la cartera con las manos sobre la boca, como queriendo ahogar el grito que ya había dejado escapar. Vieron también como el resto de las personas a su alrededor los miraban espantados o con franca expresión de reproche. Los únicos indiferentes era un par de niños que jugaban en el suelo.
Finalmente se miraron entre ellos, descubriendo con asombro que sus pieles habían enrojecido, dejando de ser tersas y homogéneas. El olor dulzón también había desaparecido, y al mirarse a los ojos notaron, con algo de pudor, que ya no eran simples “conocidos”. Se sentían uno parte del otro, más allá de haber compartido la misma piel y probablemente la misma sangre.

Sin querer habían llevado el rito a niveles nunca alcanzados, llegando a estar físicamente uno dentro del otro, transgresión casual que los había revolucionado interiormente. Y cuando los adultos se acercaron para separarlos sintieron una punzada de pánico al darse cuenta de lo grave que parecía ser la situación y de que aquello que no llegaban a entender, pero que había definitivamente comenzado entre ellos, sería brutalmente cortado.

Lo que vino fue un enredo de gente rodeándolos y hablándoles persuasiva pero firmemente. Apenas entendían palabras sueltas, como “antihigiénico”, “arcaico”, y una que ni siquiera conocían: “beso”.

Al otro día, en el periódico local, uno de los titulares decía: “Primera historia de amor en siglos”. El artículo comenzaba: “Por un descuido de los presentes, lo que comenzó como un simple rito entre dos jóvenes estuvo a punto de terminar en tragedia”, junto a un recuadro con referencias históricas para explicar lo que era una historia de amor.
“Por todos es sabido que el proceso arcaico de apareamiento dista mucho de lo que hoy se conoce como “el rito”, en el cual nuestra evolución como especie nos ha permitido alcanzar niveles notorios de interacción mental sobre un mínimo de interacción física”, y continuaba explicando como con esto se habían eliminado factores tan perniciosos para los humanos como el deseo y el sentimiento de pertenencia.
“En nuestra sociedad, que hace tiempo ya había logrado eliminar el alcoholismo, la drogadicción y las penas de amor, no nos podemos permitir un retroceso de esta naturaleza”, opinaba el analista social al final del artículo.

Algunos años después, un día de mucho calor, volvieron a encontrarse por casualidad en un parque. Ninguno llevaba ropa, y por primera vez tuvieron el impulso de cubrirse a la vista del otro, e instintivamente ella corrió a ocultarse tras un árbol mientras que él lo hizo tras un arbusto. Se volvieron a mirar, cayendo en cuenta de lo absurdo de la situación, y empezaron a reir. Terminaron en un café, conversando animadamente de todo lo que había pasado después de ese día.

Los dos habían recibido instrucción prematura sobre la historia de la humanidad, y de como se había descubierto hace muchos años que gran parte de los problemas de la sociedad, desde los pequeños inconvenientes hasta las grandes guerras, provenían del enfoque equivocado que se tenia del amor y de las relaciones entre las personas. Como resultado de todo este aprendizaje, lo que antiguamente se denominaba “sexo” se había transformado en una forma de interacción mucho mas pura e inofensiva.

Tan convencida había quedado ella de lo acertado de esta evolución, que se dedicó a investigar mucho más sobre sus raíces, convitiéndose en una experta analista social. Él por su parte se había convencido tambien de que era lo mejor, sin embargo soñaba a menudo con ese día, y ni las canciones que compuso, ni las pinturas, ni los poemas y escritos que creó al respecto, transformándolo de paso en un conocido artista, lograron desentrañar el misterio de aquella sensación.

Mientras la oía hablar, observaba como se había transformado en una joven mujer cientifica, de pensamiento muy racional, tan distinta a la ingenua y espontánea chica que fuera hace tanto tiempo. Ella comenzó a notar que él la miraba con un brillo extraño en los ojos, y un poco turbada decidió cambiar rápidamente el tema de conversación para hablar sobre sus experiencias con el rito.

Por supuesto que en esos años ambos habían avanzado enormemente en la técnica, llegando a controlar las transformaciones físicas que ocurrían en el acto, y él le contó cómo incluso había experimentado con las mutaciones a formas animales, logrando una vez transformarse completamente en pájaro. Ella le confesó entusiasmada que esa era también su meta, pero no había llegado a transformarse completamente por el temor de que alguna interrupción en el proceso hiciera que la transformación fuera irreversible. Siguieron hablando por horas sobre el tema, hasta que les pareció que lo mas natural sería practicar la transformación en conjunto, para lo cual quedaron de juntarse en la tarde del día siguiente en el parque.

Al principio ninguno pensaba mucho en lo que había pasado entre ellos hace años, y empezaron con el rito de la misma manera conciente e impersonal que lo hacían siempre. Pero en cuanto comenzaron a sentir nuevamente aquel aroma dulzón, los recuerdos de aquella sensacion de ansiedad se hicieron violentamente patentes, al punto de que volvieron a sentirla, perdiendo todo el control sobre la transformación que buscaban. Ella, molesta con esto, luchaba por recuperar la concentración y él, abrumado por esa sensación que había perseguido por años, no pudo resistirse y se volvió para buscar la boca de ella, pero ella lo rechazó con un empujón, cayendo ambos al suelo.

Se miraron llenos de angustia, y ella, pese a estar temblando entera, comenzó a decirle casi a gritos que no era posible que volvieran a cometer el mismo error, que él no tenia idea de lo que podía llegar a pasar si lo hacían, no solo con ellos sino que con todos los que los rodeaban, y que ni siquiera estaban en condiciones de hacerlo realmente por que sus órganos sexuales se habían atrofiado con la evolución. Él la miraba sin entender, entonces ella se calmó un poco y comenzó a explicarle que eso a lo que se le llamaba “sexo” era practicamente lo mismo que el apareamiento de los animales, donde el instinto que los guiaba era un sentimiento que en los seres humanos se llamaba “deseo”, que era lo que ellos habían sentido ese día hace muchos años y también hace un par de minutos.
Continuó explicándole que las teorías que ella había estudiado decían que el delicado equilibrio en que se vivía actualmente era producto de la evolución en las relaciones, y que cualquier intento de volver al sistema anterior significaría volver a todos los problemas y calamidades que sufría anteriormente la humanidad. Incluso si trataran de mantenerlo en secreto, sus personalidades cambiarían de tal manera que en la interacción diaria con las otras personas produciría reacciones en cadena que terminarían por destruir toda esa armonía en la que vivían.

Él se sentía aturdido y sin poder creer que esa experiencia que en todas sus creaciones jamás había podido volver a atrapar, lo que tanto lo había atormentado por todos esos años, se le estuviera escapando de las manos otra vez. Normalmente habría llegado a entender, incluso a aceptar, todo lo que ella le estaba diciendo, pero en ese minuto lo único que pensaba era en lo absurdo que era renunciar esa increíble sensación sólo por lo que dijeran unas ridículas teorías.

Pese a su seriedad ella no dejaba de temblar, y al ver esto él se acercó para tomarla de la mano sin decir una palabra. Estuvieron sentados sobre el pasto mirándose en silencio durante un buen rato, hasta que ambos lograron calmarse y la exitación anterior se transformó en ese extraño sentimiento de pertenencia que habían tenido la otra vez.

Ya habia anochecido, y pese a que estaban iluminados de cerca por uno de los faroles del parque, una pequeña ave rapaz bajó desde los arboles y se posó justo entre los dos. Ambos la miraron, asombrados de la cercanía del pájaro salvaje, y de pronto una idea paso por la mente de él, iluminándole el rostro en una sonrisa. Ella lo miró extrañada y casi de inmediato comprendió lo que pensaba, soltando su mano y retrocediendo en un gesto brusco que espantó al ave.

!No! -comenzó a decir, pero él se le adelantó y en un rápido movimiento acercó
sus labios a los de ella, rozándolos muy despacio entre si, para luego hacer lo mismo con la lengua, introduciéndola suavemente en su boca, al igual que la vez anterior. Ella pensaba angustiada e incrédula en que no era posible que tuviera que dejar todo lo que había sido su vida antes solo por eso, pero entonces los pensamientos comenzaron a diluirse para dar paso a esa increíble sensación que se repetía una vez más y dejo de resistirse. Y así, con labios y lengua siguieron recorriendo sus bocas para luego pasar al rostro, cuello, brazos, mientras sus pieles se iban calentando y enrojeciendo y sus corazones comenzaban a palpitar con mas fuerza.


Y así estuvieron, tocandose con manos y labios por todo el cuerpo, hasta que casi en forma milagrosa el pequeño miembro atrofiado de él se volvió erecto. Esto los desconcertó mucho en un primer momento, pero luego se dieron cuenta de que simplemente estaba pasando lo que sucedía con los animales cuando se apareaban, y sin pensarlo comenzaron a tratar de imitar a estos. Les resulto muy aparatoso en un principio, pero finalmente lograron acoplarse, sintiendo ambos al comienzo un intenso dolor que terminó transformándose en un aún más intenso placer.

Al terminar estaban agotados y sudados, con el corazón aún latiéndoles rápidamente. Él la abrazó con fuerza, como quien retiene a alguien que esta a punto de huir. Ella se dio cuenta de que en realidad ya no había vuelta atrás, y de que ni siquiera quería volver atrás, y se le acercó al oído para susurrarle un tímido “si”, Él se volvió loco de alegría y la sentó sobre sus piernas meciéndola de un lado a otro, en una especie de baile de celebración, mientras ella reia y lloraba al mismo tiempo.

Ya mas tranquilos, él le explicó brevemente como tenían que hacerlo, y se pusieron en posición para comenzar con el rito. Esta vez el deseo no los desconcentró, y luego de unos minutos empezaron a notar como la piel se iba transformando y el olor dulce los iba envolviendo.
Primero fue él a quien empezaron a crecerles las plumas, desde los hombros y extendiéndose por los brazos que al mismo tiempo se alargaban en finas alas. Ella se esforzó más aún en concentrarse, hasta que comenzó a transformarse de la misma manera cuando él ya tenia casi todo su cuerpo cubierto de plumas. Luego fue el rostro de ambos que empezó a aguzarse en un pico parecido al del ave que habían visto un poco antes, y finalmente vino la parte más dificil que consistía en cambiar de tamaño hasta alcanzar el de un pájaro real.

Ya comenzaba a amanecer cuando la transformación estuvo completa en ambos, y en una última inhalación profunda para darse valor, ella se soltó bruscamente, sellando de esa manera para siempre la transformación.

Se miraron, sintiéndose tan libres como cuando recién se conocieron y aun no sabían nada de la sociedad y su evolución, y emprendieron el vuelo sabiendo que no tendrían que separarse nunca más.

9 comentarios:

ilse dijo...

Interesante argumento, ¡ Hay que decirlo!. No soy perita en materia literaria, pero sí soy de las que leo lo que me entretiene y me atrae, es el caso de "SUEÑOS EPITELIALES" ... ¡Tuve que terminarlo!. Sigue escribiendo querida prima, lo haces bien, tienes ideas originales, eso me atrae mucho, estás loca, eso me atrae aún más. Me gusta el dejo erótico, me gusta lo fantástico.

Te felicito chanchita.

Anónimo dijo...

sencillamente bacán.

Erikita, ¿en qué estás que no haces más públicos estos cuentos???

Me encantó, Ximena

Anónimo dijo...

Iki:

Supongo que es coincidencia que el estilo de escritura, y en especial, la temática sean muy de mi agrado. Lo más seguro es que ya los leiste, (y creo que ya te lo había dicho), pero dale una re-lectura a "1984", y "Granja Animal" de George Orwell, y en especial a "Un mundo feliz" de Aldous Huxley, donde se grafica un MUNDO muy similar al que planteas en SUEÑOS EPITELIALES. Felicitaciones.

Pasando a otro tema, esta es la primera página del "Patraña", que de pasada, publicita la RADIO MANINI.

http://www.bandasdechile.cl/banda_detalle.php?banda_id=8155

Tambien la puedes buscar en www.bandasdechile.cl, en mp3 como "POETA PATRAÑA" (ya que ya hay una banda que se llama Patraña).

Por favor, dale la dirección a todos tus amigos (para que tengamos aún más convocatoria.

Post Scriptum: y si puedes, por favor dales tambien la´s direcciones de mis páginas.

http://www.bandasdechile.cl/banda_detalle.php?banda_id=5415

http://www.purevolume.com/gerardphilippeproject.

Que estés bien.

Gerard Ph.

Luciana dijo...

Te saludo, ya que nos conocimos en el azar del cumple de Molina. Es una historia muy exquisita, que me tomó tiempo leer, pero que me gustó, fresca, inesperada, reciclada y potente.
cariños!
M.

Eduardo Waghorn dijo...

Y mira que chico el mundo...Y el cafecito en el Bellas Artes? Jajaja. Un afectuoso saludo, visita mi blog.
A Ilse la encontre por casualidad, salía su apellido en un buscador...y me encuentro que mi "prima" Erika está entre sus links.
Un abrazo de Eduardo.
Oye, escribes muy bien, tienes vena de escritora...

Eduardo Waghorn dijo...

www.waghorn-descendientes.blogspot.com

Dale un tiempo.

crichard dijo...

es la forma de las palabras tu signo inequivoco de busqueda del "no se que" del que hablaba garcilaso de la vega, ¿como no creer en tus personajes si en realidad tu palabra se desprende honesta de tus dedos? dificil mision y no quiero tomarla, prefiero leerte y seguir hablando como hasta ahora.

indemne dijo...

Bueno, yo no sé si aún revisas tu blog (porque veo que hace meses que no lo actualizas). En cualquier caso, ojalá te puedas dar una vuelta por mi blog:
www.indemne.blogspot.com
René.

Anónimo dijo...

Muy bueno
me encantó
Llegue a tu blog desde un link de la página de Marcelo

Magdalena