lunes, agosto 01, 2005

(Como una) DANZA


Las lámparas de colores y los tonos frescos de las murallas dan al café un ambiente de feliz interior que contrasta con el paisaje urbano que ahí afuera se agita. De no ser por el invasivo humo de cigarro, se diría que es el nirvana de los citadinos como yo.


Las lámparas de colores y los tonos frescos de las murallas dan al café un ambiente de feliz interior que contrasta con el paisaje urbano que aquí afuera se agita. De no ser por el invasivo humo de cigarro, se diría que es el nirvana de los citadinos como yo.



A través de las ventanas la veo acercarse, detectando mi mirada y llenándola con la fuerza de sus ojos. La invito, sin palabras, a mi nirvana (de cualquier forma una mirada así se abre camino donde sea). Ella sigue al fondo del café, mientras yo intento recuperar la atención que prestaba a la mujer sentada frente a mí.


A través de las ventanas siento (y luego veo) su mirada, abriéndome con sus ojos un espacio irresistible donde ir a caer. Saludo a la camarera, sin saber definir la sensación que él me acaba de provocar, y cuando me atrevo a volver a mirar, reparo en la mujer con la cual conversa.


¿Qué era lo que decía esta mujer? Y qué pasa con estos dioses del Olimpo que no la transforman en la que acaba de entrar? ¿Para qué están ahí si no?


¿Qué era lo que había en esos ojos? ¿Y qué hago yo alejándome de ellos? ¿Qué diablos me importa esa mujer?


Bendita coincidencia. El único lugar donde puede conectar su computador es junto al mío.


Bendita coincidencia. El único lugar donde puedo conectar mi computador es junto al suyo.


Se comienza a instalar con toda ceremonia en la mesita frente a la mía, junto a la ventana. La mujer se empieza a despedir.. algo de : "después nos vemos"... Sí, cómo no, después...


Me comienzo a instalar con toda ceremonia en la mesita frente a la suya, junto a la ventana. Desenrollo el cable lentamente, esperando el momento en que la mujer se termine de retirar.


Cómo contrasta su figura al inclinarse con lo gris del paisaje. Cómo hacer que mis sentidos se extiendan hasta el extremo del cable de mi computador... sentir el roce de su mano...


Cómo saber si sus ojos todavía se abren hacia mí... Cómo poder descartarlo de entre los tantos que siguen ese extraño manual donde la mujer respetable sólo se limita a esperar (no saben de las niñas impacientes como yo).


Me mira, ignorante de toda su historia en mí.


Lo miro, tratando de fingir absoluta naturalidad al hablar. -¿No se desconecto tu computador? Es que mi enchufe es gordito y empujó un poco al tuyo...


-Eh, no, si no la lucecita se pondría roja. (¡Que pelmazo de respuesta!, si parezco un niño).


-Ah (¡que dulzura de respuesta!, si parece un niño) -sonrío.


No sé que decir.


No sé que decir.


¿Hablarle del computador? Si lo que me inspira es poesía... Voy a sonar más pelmazo aún.


¿Hablarle del computador? Si de lo que quiero saber es de su mirada... Y que pelmazo sonaría ahora.


No puedo dejar de mirarla...


¡No puedo mirarlo!


.
.
.


.
.
.


Uff, me tengo que ir.


Uff, se va... ¡Uy, se devuelve!


-La propina -le digo sin pensar, ante su mirada perpleja.


La propina... Casi me mata. Sonrío.


-Chao.


-Chao.


Espero volvamos a encontrarnos, mi vida.


Vuelve cuando quieras, mi amor.



.
.
.


Hace más de una hora que salí de ahí... ¿Estará ella todavía?... ¡Si, ahí esta!


Bueno, al menos tengo un principio...: "Las lámparas de colores y los tonos frescos de las murallas daban al café un ambiente de feliz interior..." ¡Ahí esta! ¿Qué hace en la vereda de al frente, mi amor?


Ya sé a quién dedicaré mi próximo poema


Ya sé sobre qué tratará este cuento.

6 comentarios:

Soorikeit dijo...

ay iki
no one unterdtood u mood....
but I DO!!!

Anónimo dijo...

Buenos cuentos, buenas fotos Erika. Hay que dedicarse con tiempo a ellos. Te dejo un poemita hoy sábado y miles de cariñosos saludos, aunque me hayas despreciado al invitarte al arranque de la bienal ;)

TACOS

Mon-
tándolo,
des-figurándolo.

Embelleciéndo el cuerpo.

---
Cristian Concehache.

Anónimo dijo...

PD

"Embellenciendo" sin acento.

-Ch.

Anónimo dijo...

Oye iki, me gustó mucho este cuento. Está super bueno eso de que la acción esté contada desde dos perspectivas. Lo típico son dos perspectivas que se oponen, pero estas que terminan entrelazándose están muy bien. Me gusta eso del enchufe gordito, es algo tan simple, pero tan significativo.
Saludos.
René.

Eduardo Waghorn dijo...

Qué hermoso...eres una poetisa, Erika. He flotado en tus versos...

crichard dijo...

Que habra bajo sus cuticulas? señorita, sera sudor de nervios o de deseo? su necesidad de cosmos la intromete tanto en la necesidad de escribir en criptica cadencia? me quedo en tu viaje y lo leo aun ... lejos del monitor... a pesar que como los protagonistas, ya me haya ido.